domingo, 13 de abril de 2014

Misterios materialistas y misterios espiritualistas

Si no recuerdo mal, la distinción se le ocurrió a Jorge San Miguel (por lo visto inspirado en un ensayo de Rafael Llopis sobre Lovecraft) durante una conservación informal en Twitter y desde entonces me ha parecido interesante.

Aunque técnicamente "materialismo","fisicalismo" y "naturalismo" no son lo mismo, a efectos de esta anotación los trataré como sinónimos. Podemos asumir que estos términos forman parte de una constelación filosófica familiar, de la misma forma que "espiritualismo", "idealismo" o "sobrenaturalismo".

Un "misterio materialista" sería aquel enigma, anomalía o suceso inexplicado que, de ser cierto, cumpliría el requisito conocido por los fisicalistas como "cierre causal" del mundo físico: "La idea de que todos los hechos tienen una causa física, suponiendo que posea una". El cierre fisicalista, por tanto, excluye cualquier causa sobrenatural o, simplemente, no física de los fenómenos.

Los OVNIs son un misterio materialista por lo menos en los términos de la ufología clásica, en especial de la "hipótesis extraterrestre". Según esta hipótesis, parece que sostenida claramente por primera vez por el oficial de la marina estadounidense Donald Keyhoe (1897-1988), los objetos voladores no identificados son en realidad astronaves tripuladas procedentes del espacio exterior. En nuestro entorno, Antonio Ribera (1920-2001) también defendió que los platillos eran "máquinas del cosmos" o "supermáquinas".

Para los ufólogos posclásicos, empezando por Jacques Vallèe y su obra seminal Pasaporte a Magonia (1969), sin embargo, los OVNIs son un misterio espiritualista, ya que formarían parte de un reino espiritual compuesto por todo tipo de entidades folklóricas y sobrenaturales que no acatan necesariamente las leyes físicas. Es en este sentido que el posufólogo español Miguel Pedrero suele decir que los OVNIs son, en realidad "carros de brujas".

En general existen misterios que son paradigmáticamente espiritualistas, como los fantasmas, que desafían el cierre causal del mundo físico, la angelología, y la mayor parte de la parapsicología. Pero otros misterios, sin perjuicio de que sean falsos o delirantes, son claramente materialistas. Por ejemplo, las fantasías astroarqueológicas de Erich Von Daniken o Zecharia Sitchin son enigmas materialistas, puesto que el planeta Nibiru o los visitantes extraterrestes de las Pirámides se postulan, en principio, como seres físicos.

La distinción también es útil para comprender por qué nos sentimos más atraídos hacia unos misterios que hacia otros. Los misterios que nos atraen dependen probablemente de nuestro temperamento e inclinaciones filosóficas fundamentales.